"En vivo", según lo pronunciaba se me erizaba la piel. Pensé en lo estúpidos que podríamos parecer. Urgentes como dos recién nacidos al amor. Amor. Querer y amar, amar y querer... ¿no son lo mismo? Y no. ¡No son lo mismo! Hace unos días lo leí en una revista. Me pareció razonable la diferencia, así que lo dí por válido y concluí que no: amar y querer no son lo mismo y desdeluego no suenan igual. Y así me lo pareció aquel día, aunque la diferencia estribaba en cómo me sonaban a mí, ¡tardé todavía unos 10 años en leer la revista aclaratoria!
De repente me lo dijo, no se pudo reprimir y me lo soltó así, a bocajarro: Yo... ya sé que suena fuerte pero es que yo... Te Amo. Y se recreó en las palabras que resonaron por primera vez en mi cabeza después de entrar por mi oído derecho, produciéndome una especie de cortocircuito... porque aquel momento, tan lleno de emociones.... se me antojó.... cursi. Sí, eso pensé entonces, pensaba que no me había dicho Te Quiero, que eran las palabras exactas que yo esperaba escuchar y que intentaba que reprimiese hasta poder decírmelas a la cara, cerca, muy cerca de mí, para luego contestarle yo con algo más que sonidos, que era lo propio, un beso y Madre Mía... sabe Dios en qué podría culminar aquella declaración. Pero no. Dijo: Yo, Te Amo.
"No puede ser que me lo haya soltado así", pensaba para mí. Me rompió los esquemas. Y no es que yo no le correspondiese, pero, me sonó cursi y me pareció inmaduro. Nosotros ya teníamos un bagaje sentimental, no podíamos actuar como dos niños... Aquello sonaba demasiado trascendente y demasiado pronto. Mi cabeza me obligaba a poner freno, a ser una mujer, no una niña... Había pasado mucho tiempo siendo una cría inmadura, no podía permitírmelo, debía poner a prueba a aquel hombre que de repente se convirtió en un niño al otro lado del auricular, a 160 km de mí agarraba el teléfono y me declaraba su amor urgentemente, sin medida... Aissssss aissssss, no no. Mis errores en la vida. Había llegado a una conclusión clara pensando en mi cruda experiencia: cuando la cabeza va por un lado y el corazón por otro, hazle caso al segundo. El corazón siempre tiene la razón.
Me sentí mezquina. El se me regalaba confiado y yo lo estaba diseccionando, poniéndolo bajo el microscopio.. analizándolo todo con prejuicios estúpidos: Que me sonaba cursi.... ¡y yo era idiota!.
Pensé que el único camino válido llegado ese momento era tirarse de cabeza. Me zambullí por completo. Y no me arrepentí todavía...
Han pasado 10 años y anteayer leí la diferencia entre amar y querer:
Amar es darse, es altruísta, es generoso. Querer es egoísta y tiene medida. Así que no digas que amas cuando sólo quieres, y no digas que quieres si lo que de verdad sientes es que.. amas.
No deja de ser curioso que lo que realmente nos hace felices es el amor, es regalarse. Querer es ansiar y por lo tanto nos hace ambiciosos, materialistas, nos causa estrés y problemas porque nunca estamos contentos, siempre queremos más.
Amar es el camino. Y no tiene nada de cursi. Él tenía razón y yo se la dí a regañadientes, sacudiéndome las tonterías y guiándome por el corazón.
y otra